domingo, 4 de septiembre de 2011

Llega el gran cambio (y no hablo de política)



  Puedo entender lo de tener un animal exótico en casa, es un recurso que se usa para ligar “Hola, tengo una iguana en casa, ¿follamos?”. Por alguna extraña razón, las iguanas, serpientes o arácnidos suelen ser de tíos cachas de gimnasio (irónico porque ya te has puesto cachas para ligar, ¿no?).
Otros, quizá por hacerse los interesantes, tienen un cerdito. Curiosamente, también es un recurso para ligar, ya que a las chicas le parece 'mono' un cerdito pequeño, puede que porque les recuerde a Babe o a George Clooney (que tenía uno, gordo, pero tenía).

  Pues hasta ahí vale, aunque lo del cerdo está a punto de cruzar la fina línea entre “como mola tu mascota” y “¿tu psiquiatra que opina de esto?”, pero tiene un pase. Lo que sí no tiene cabida dentro de los parámetros que definen “lo normal”, es lo que vi ayer (con no poco asombro): una mujer, aparentemente sana y cuerda, paseando a una cabra (¡!) En serio, ¡con su correa y todo! ¿¿A donde vamos a ir a parar?? Puede que llegue un momento que dejemos de tener perros y/o gatos en casa y todos tengamos cabras y/u ovejas y que esta mujer sea pionera.

  Ojo que puede cambiar radicalmente varios aspectos de nuestra sociedad. Para empezar, hay que inventar otro modo de recoger las mierdas. Ya no vale una bolsita por deposición, sería un derroche, más producción de bolsas, más gasto público, subida del IVA... quizá la alternativa puede ser una bolsa y un guante. Vas recogiendo manualmente las bolitas de trufa e introduciéndolas en la bolsa, aunque cansa bastante este método y la gente sufriría dolores de espalda agudos, más visitas al médico, más gasto público, huelgas de hospitales por no invertir en sanidad...
  Tengo dos propuestas que podrían resultar eficientes:

  1. Cuando vayas a pasear a la cabra para que se desahogue, se le pone un arnés en la parte trasera del lomo con una bolsa dispuesta en forma de canasta que queda perfectamente alineada con el ano. Así, los lacasitos de chocolate acaban dentro de la bolsa sin preocuparse por ir recogiéndolos.

  2. La otra solución es un mini-aspirador que llevará el dueño del animal para ir recogiendo las canicas negras según caigan. El usuario no tendrá que agacharse en ningún momento, cuando llene la bolsa del aspirador, la retira y pone otra fácilmente.
    Por supuesto funcionaría con batería Li-ion con autonomía de 2-3 horas.




   La vida tal y como la conocemos puede cambiar completamente si las cabras acaban por ocupar el sitio de nuestros perros. ¿Qué será de la puerta pequeña que hay en la puerta del jardín, del pipi-can, de los bozales? Ya abordaré en otro momento estos cambios, como el futuro del encantador de perros... ¿que será de él?